miércoles, 21 de abril de 2010

Scarification from Africa

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Close-up of an african girl with scarifications on her cheek

Fotografía de Antony Asael

Las cicatrices nos recuerdan momentos de dolor, una experiencia pasada que una vez podamos narrar, iniciamos un proceso de resiliencia, esa capacidad del ser humano que permite emerger de una experiencia, aprendiendo de ella y de nosotros. Es una camino que nos permite reponernos de una experiencia dolorosa y compleja.

martes, 20 de abril de 2010

Poder y género: de la risa al llanto



Bloggera invitada: Ana María Arango

Los Sonidos Invisibles http://lossonidosinvisibles.blogspot.com/


Esta columna la escribí para Chocó 7 Días pero no me la pueden publicar porque por razones entendibles "Desde la fundación, el consejo editorial de Chocó 7 días definió que tanto la información como la opinión debía estar enmarcada en la temática chocoana". Pero bueno, por fortuna aun tengo este espacio para contar lo que pienso:

Si hay algo que me duele profundamente de la política colombiana es el hecho de no encontrar una mujer con la cual me sienta realmente identificada. Me da envidia Chile por su expresidente Michelle Bachelet y España con su vicepresidente María Teresa Fernandez de la Vega. Por eso cada vez que veo a Noemi siento una infinita dualidad porque no sé si echarme a llorar o morirme de la risa. Entonces simplemente me contagio con su risa nerviosa y al ratico miro al techo para no llorar.

¡Las colombianas no nos merecemos esto!!! No es justo que a estas alturas, cuando las mujeres en todo el mundo demuestran sus capacidades y cuando en Colombia son unas abanderadas en la defensa de los derechos humanos, el diálogo y la vida digna de los pueblos, nuestra única opción sea una “cuchi- barbie” con pose “caricontenta”. Noemí es una digna representante del “emprendimiento vacío” que inunda nuestra sociedad; no será nunca una presidenta capaz de conectarse con las mujeres colombianas: las “de verdad”. Esas mujeres que han visto morir a sus hijos a causa de una guerra que nunca les ha pertenecido y que se debe precisamente a inequidades sociales propiciadas por la élite de la que deviene esta “inmaculada dama” de la diplomacia colombiana. Tampoco nos representa a las profesionales; las que tenemos criterio político y nunca votaríamos por una beata que a cambio de mostrar su conocimiento de país, recuerda en cada entrevista que reza mucho y cuyo As debajo de la manga en un debate presidencial es la “gran idea revolucionaria” del TPP (trabaje, produzca y progrese). Risa, llanto, risa, llanto y más risa…

Definitivamente no me identifico en absoluto, por el hecho de ser mujer, con Noemí Sanín. Como tampoco me identifico con líderes que aparecen de repente y creen que pueden acceder al poder por cosanguineidad. Son ellas las cabezas más visibles, pero a la vez, tristemente son ellas las que están bien lejos de comprender el dolor de la pobreza, la guerra y la invisibilidad.

No lo merecemos. Definitivamente las mujeres en Colombia deberíamos sentirnos realmente representadas porque si bien somos las principales responsables de los comportamientos de los hombres en este mundo público tan machista, somos también quienes contamos con una forma diferente de comprender los valores que no se negocian: La vida, la naturaleza y la justicia.

Claramente las encuestas nos muestran que Noemí está lejos de llegar a la segunda vuelta. En dos semanas ya habrá negociado su embajada. Mientras tanto las mujeres en Colombia seguiremos viendo con envidia los movimientos políticos y feministas de otros países y seguiremos siendo testigos de nuestra propia persecución y callamiento.


Fotografía: Ishotquimbaya para el proyecto WiKiCiudadanía